Portada 3

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miércoles, 30 de mayo de 2018

La otra cara de la gran final


Después de la fiesta que supuso la final de la Copa de Europa el pasado sábado conviene no perder la perspectiva crítica de hacia dónde va el fútbol. Este partido se ha disputado en una ciudad europea, Kiev, que a día de hoy no está preparada para recibir y acomodar a los miles de aficionados que se desplazaron a presenciar el partido en directo. Los hinchas, de nuevo, han sido víctimas de los abusos de líneas aéreas, agencias de viajes y cadenas hoteleras. Los madridistas desplazados a la la capital ucraniana han pagado en torno a los 1.000 € tan sólo por el vuelo, una tarifa de lujo para ser tratados a cambio como el ganado: vuelos con horarios intempestivos, la obligación pasar el día en una ciudad desconocida sin tener un sitio donde descansar para tan solo presenciar el partido y, como las reses, ser de nuevo amontonados en un aeropuerto incapaz de dar salida a tantos vuelos a la vez, lo que tuvo como consecuencias cancelaciones de vuelos, gente durmiendo en el suelo de la terminal, retrasos interminables y aterrizaje de vuelta en Madrid casi al mediodía del domingo. Mientras tanto, la UEFA miraba hacia otro lado.

Por parte del Liverpool el directivo que hace de enlace de la directiva con los aficionados, Tony Barret, al menos tuvo la decencia de dar la cara y pedir disculpas días antes del partido a sus aficionados: Para aquellos de ustedes que lleguen a Kiev, espero que valga cada centavo y cada onza de esfuerzo que hayan invertido. Para aquellos que no lo hacen -y ya hay demasiados en este puesto- me disculpo por no poder ayudarles. El fútbol sin fans no es nada".

                                                    


Sin embargo, por su parte, el Real Madrid no sólo permaneció en silencio sino que mientras los socios de a pie se las veían y se las deseaban para organizar el viaje a Kiev por su cuenta y riesgo, éstos vieron incrédulos cómo la Junta Directiva del club de Chamartín decidía otorgar entrada sin pasar por el sorteo y subvencionar el vuelo al 50% de su coste a los integrantes de la Grada Fans cuando muchos de ellos ni siquiera tienen la condición de socios y además pagan una cuota de abono irrisoria. Es decir, para la Junta Directiva del Real Madrid hay aficionados de primera y socios de segunda. Mientras pasaba esto, 3.000 socios devolvieron la entrada que obtuvieron por sorteo por no encontrar el método de viaje a Ucrania. Para llorar.

Por si esto fuera poco, el portal de información EcoDiario.es informaba el pasado miércoles en este artículo que
la UEFA estudia llevarse la final de la Copa de Europa a otro continente como respuesta al calendario infernal que está diseñando la FIFA con el nuevo Mundial de Clubes, la Liga de las Naciones y el Mundial 2022 que se va a disputar por primera vez en la historia durante el invierno del hemisferio norte. De confirmarse todos estos nuevos campeonatos y el traslado de la final de la Copa de Europa a otro continente, estos serían los clavos que cierren el ataúd de las aficiones, la confirmación definitiva de hacia dónde va el fútbol: las hinchadas importan poco o más bien nada, sus absurdos y desfasados sentimientos hacia su club de toda la vida no son rentables, esto es un negocio a escala universal donde lo único que tiene cabida es el dinero y el rendimiento de las inversiones. Aunque suene crudo, al menos el socio agradecería semejante arranque de sinceridad por parte de cualquier presidente de club o de la UEFA o FIFA que diera voz a esas intenciones, así el futbolero sabría a qué atenerse y dedicar su tiempo libre -bien tan escaso- y sus emociones donde sepan apreciarlas.










domingo, 27 de mayo de 2018

En el recuerdo desde la victoria


El pasado viernes buena parte del madridismo calmó los nervios previos a la final de ayer viendo el magnífico programa de Paco Grande en Teledeporte Conexión Vintage, dedicado a la trayectoria de la Quinta del Buitre en la Copa de Europa de la temporada 1987-88 donde el Madrid hizo la proeza de eliminar consecutivamente al Nápoles del mejor Diego Armando Maradona, al Oporto de Madjer, vigente campeón, y al Bayern de Múnich de Matthaeus y Augenthaler para morir en el paso previo de la final ante el PSV de Eindhoven, equipo que a la postre vencería sin haber ganado un partido en cuartos, semifinales y final.

                                                       


Poco después de la finalización del desgraciado partido de Eindhoven, donde el Madrid dispuso de tantas ocasiones de gol como la magnífica chilena de Hugo Sánchez que tantos recordamos ayer con el golazo de Bale y que lleva 30 años sin entrar en la portería holandesa, Paco Grande entrevistaba en el césped del Philips Stadium a un jovencísimo Emilio Butragueño que era la viva imagen de la desolación. El Buitre lamentaba haber caído ante un equipo netamente inferior y señalaba la tremenda dificultad de llegar por tercera vez consecutiva a unas semifinales de Copa de Europa y aunque la plantilla de aquel Real Madrid era joven y podía tener más oportunidades sabía que la ocasión perdida había sido única.

Ahora que se ha ganado la decimotercera Copa de Europa, la tercera consecutiva consecutiva y la cuarta en cinco años, en esta temporada en la que se ha logrado triunfar en las competiciones continentales más prestigiosas en fútbol y baloncesto a la vez, conviene recordar todo aquello. Tengamos en la memoria a aquellos magníficos deportistas que lucharon hasta el final y nunca lograron el objetivo pero en cambio con su juego y sus valores demostrados en la cancha permanecerán siempre en el corazón de la hinchada.

También el pasado viernes el músico
Quique González escribía este artículo publicado en el diario El País sobre la generación que perdió la final de 1981 donde se pueden leer estas conmovedoras palabras:
Santillana, mi héroe, no pudo volar para salvarnos aquella noche. Todavía tiene clavado el puñal cuando recuerda la derrota y entonces me duele a mí también.

Desde el éxito que vivimos hoy, recordemos con todo el cariño a los
Garcías, a Santillana, Juanito, Del Bosque, Camacho, Stielike, Cunningham, a la Quinta del Buitre, Milan Jankovic, Rafael Gordillo... que tantas veces nos hicieron soñar y sentirnos orgullosos del Real Madrid.









jueves, 17 de mayo de 2018

¿Dónde vamos a bailar esta noche? Un libro de Javier Aznar


Un libro que versa sobre lo efímero, así describe David Gistau en el prólogo este libro de Javier Aznar, periodista y escritor, también autor del Manual de un buen vividor. Así es, breves son los episodios que llenan las casi 300 páginas que contiene esta obra y escaso es el tiempo que lleva al lector a devorarlas por el interés que provocan.

                                                          


Es más que probable que el lector no sólo se sienta identificado en ¿Dónde bailamos esta noche? sino que se verá perfectamente retratado. Quien esto escribe se ha descubierto a sí mismo en estas páginas del mismo modo que cuando vio la película Pagafantas en la gran pantalla se iba hundiendo progresivamente en la butaca del cine al reconocerse en lo narrado en ella. Así pues Javier Aznar nos ofrece pagafantismo ilustrado, obsesiones futboleras, querencia a la buena vida, malas elecciones con las mujeres y facilidad para verse envuelto en situaciones ridículas con un agradable toque irónico.

Además de lo anteriormente descrito, Javier Aznar
emplea con inteligencia la nostalgia en este libro: cómo te sentías cuándo de chaval estrenabas unas zapatillas de marca, el encuentro con la chica elegida ¿quién no ha pensado en el nombre de los posibles hijos cuándo uno se dirige a una primera cita?; el submundo del coleccionista de cromos, el puto Garitano, glorioso cuento publicado también en la revista Líbero; el viejo cine, las antiguas series... Este bloguero ha leído este libro en apenas unos pocos días durante los trayectos en transporte público al trabajo. Mientras los compañeros de viaje iban con cara seria pensando en las miserias diarias o mirando compulsivamente sus teléfonos, servidor iba esbozando una franca sonrisa cuando no emitiendo breves carcajadas, lo que siempre es de agradecer. ¿Dónde vamos a bailar esta noche? está editado por Círculo de Tiza y su primera edición fue publicada en abril de 2017.