Portada 3

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martes, 9 de enero de 2018

Reivindicación del silencio, la crisis del Madrid


El silencio está infravalorado hoy en día en todos los órdenes de la vida. Para comprobarlo no hace falta nada más que montar en cualquier transporte público, verán cómo algunos pasajeros juegan con sus teléfonos inteligentes o ven vídeos con un nivel de volumen lo suficientemente alto para que todos los allí presentes se enteren. Hay quien mantiene directamente una conversación telefónica -desde bien temprano- o hace sonar el tableteo de los caracteres del teclado virtual de su dispositivo como si de una antigua máquina de escribir se tratara. El fútbol tampoco es ajeno a esta desafección a la ausencia de ruido.

Cuando en un estadio se guarda un minuto de silencio en memoria de un fallecido, ahora suena música por la megafonía intentado evocar no se sabe muy bien qué: si tristeza, nostalgia o ambas cosas, cuando lo que de verdad impresiona y sobrecoge es ver a decenas de miles de personas puestas en pie manteniendo un silencio sepulcral. No existe mayor muestra de respeto y condolencia que el silencio, pero esta no es la intención que ha llevado a escribir esta entrada.

Todo esto viene a cuenta por el ruido que ha levantado la crisis de resultados que viene arrastrando el Real Madrid desde el final del pasado verano. En distintos foros de Whatsapp, en conversaciones con otros aficionados o en artículos de prensa o blogs especializados abunda la crítica, ora constructiva, ora destructiva. Se señalan culpables de la situación y por supuesto, se apuntan las posibles soluciones.

                                                           


El madridismo anda cabreado, y con razón. Lo que en un inicio parecía ser el comienzo de una época triunfal ahora tiene toda la pinta de ser un fin de ciclo traumático. Si hoy el Numancia de Soria logra ganar el partido y no digamos remontar el 0-3 de la ida de la eliminatoria de Copa, si el Villarreal se lleva los tres puntos del Bernabéu en la próxima jornada de Liga, el estadio seguramente estallará en silbidos. No faltan los motivos como se ha comentado un poco más arriba.

Es evidente que hay jugadores -en todas las líneas- que están muy lejos de su mejor estado de forma y lo que es peor, no muestran la actitud mínima exigible, lo que es intolerable para el madridismo. Han llegado nuevos futbolistas que se deben estar preguntando a qué han venido porque apenas tienen oportunidades a pesar del mal momento de vive el equipo que se presume titular. Muchos aficionados cuestionamos las alineaciones de Zidane y las decisiones que tomó el presidente el pasado verano (único director deportivo conocido en la actual junta directiva) desarmando al actual campeón de Europa y de Liga.

Todos ellos sentirán, sin duda, la presión de la pitada si es que se produce, pero ¿se imaginan un Bernabéu lleno hasta la bandera en absoluto silencio al acabar un partido? Es otra forma de hacer notar el disgusto -tal vez más respetuosa- con unos futbolistas que han dado muchas alegrías hace muy poco tiempo. A pesar de la actual situación, la temporada no ha acabado. La próxima eliminatoria de Copa de Europa contra el Paris Saint Germain en febrero marcará el destino del equipo en lo que queda de temporada. El Madrid es capaz de superarla, si lo hace no habrá motivos para guardar silencio sino todo lo contrario, pero como muestra de alegría.










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