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lunes, 9 de octubre de 2017

Blade Runner 2049, a favor y en contra


La continuación de la película de culto de los años 80 estrenada el pasado viernes es digna heredera de la firmada por Ridley Scott, pero no llega a su altura. Hay muchos aciertos en la nueva cinta de Denis Villeneuve pero también tiene defectos que lastran el resultado final de esta entrega. Antes y después de ver Blade Runner 2049 es lícito preguntarse si esta nueva película de ciencia ficción era necesaria o no. Al final de este post se intentará responder a esta pregunta.

                                                      


Acierta Villeneuve al continuar la estética futurista y decadente que creó Scott en 1982, el mundo en 2049 es prácticamente igual al de 2019: Los Ángeles sigue siendo una gran urbe luminosamente oscura, siempre bajo una intensa lluvia, poblada por extraños personajes que viven en semi vacíos y decadentes edificios. Continúa siendo una ciudad en la que no ve el sol, pero una extraña luz dorada penetra por los ventanales, la misma que iluminaba a Decker y a Rachael. Otro punto a favor de esta segunda parte es la premisa de la que parte Blade Runner 2049, es buena, creíble y justificable. Respecto al reparto, señalar para bien a Ryan Gosling, Robin Wright, Jared Leto (caracterizado a modo de JF Sebastian) y a Ana de Armas, muy acertada en su papel. Y cómo no, Harrison Ford, quién está viviendo un auténtico revival de sus personajes de los años 80.

Enlazando con el reparto, lo negativo que tiene Blade Runner 2049 comienza con el poco papel que tiene Edward James Olmos, su inquietante personaje en la entrega original daba más juego. Sylvia Hoeks, aunque deja en buen lugar a Luv, podía haber sido todavía más malvada. Pero lo que de verdad lastra a Blade Runner 2049 es la falta de ritmo narrativo a partir de la primera media hora de proyección haciendo así eternos los 163 minutos de duración que tiene la película, con una hora menos de metraje el resultado final hubiera sido bastante mejor. Otro aspecto que resta es la ausencia de algún diálogo memorable, también se echa de menos un poco de justicia poética.

Habrá más argumentos a favor y en contra de esta segunda parte de Blade Runner. Ante la duda inicial planteada en el primer párrafo de esa entrada, la respuesta es: ¿por qué no? ¿Acaso las secuelas deben ser obligatoriamente mejores que las primeras? Quizá con Blade Runner 2049 ocurra lo mismo que con su predecesora, sólo se convirtió en leyenda y objeto de culto con el paso del tiempo.







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