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jueves, 19 de mayo de 2016

Andre Agassi. Open. Memorias


El aficionado siempre siente curiosidad por cómo es la vida de los deportistas de élite, los que se quedaron por el camino se preguntan cómo lo hicieron ellos para llegar a disputar los mejores torneos. Pues bien, las memorias de Andre Agassi cuentan a tumba abierta todo esto y mucho más sobre su exitosa carrera en el tenis profesional y cómo ésta afectó a su vida personal y familiar.

Nada más acomodarse el lector se encuentra con una sorprendente declaración de
Agassi: odia el tenis. Odia al dragón, aquel lanzador de pelotas automático que construyó su padre para que el joven André golpeara cientos, miles de bolas al día en la pista del jardín de su casa. Dar cera, pulir cera, dar cera, pulir cera, desde la más tierna infancia, como si no hubiera un mañana, sin piedad.

Así suele empezar todo,
un padre que traslada a sus hijos sus frustraciones. Agassi senior, quién huyó de Irán muy joven, tenía el sueño de ser deportista de élite, incluso llegó a ser olímpico pero no llegó a vestirse de corto de forma profesional. Una vez establecido en Las Vegas, fue jodiendo la vida de sus hijos, uno tras otro, con el objetivo de que fueran tenistas de primera categoría. Hacer la vida imposible significa obligar a entrenamientos sin fin, a competir quieras o no, machacar los fallos comiendo la moral, presionando mucho más allá de lo razonable a sus propios hijos.

                                                          



El joven André empezó a ganar en los clubes de Las Vegas, le reconocían en los torneos de cierto nivel de Nevada y estados limítrofes. Así llegó a una escuela de alto rendimiento en el estado de Florida, en la otra punta del país, por lo que
tuvo que abandonar a familia y amigos para continuar con la competición, para llegar a la primera línea, hasta que llegó el momento de dar el salto al profesionalismo.

La carrera de André Agassi no hace falta ser comentada, ganador del Grand Slam, protagonizó una legendaria rivalidad con Pete Sampras en las pistas que no fuera de ellas, como sí ocurrió con Boris Becker y Jim Courier. Lo que nos da a conocer Agassi es
la presión ilimitada que sufre el deportista por la prensa y por la afición, o ganas o no vales para nada. Nada nuevo en la vida del tenista de Las Vegas, es el argumento con el que le machacaba su padre desde temprana edad. Por otro lado, Agassi sufrió la presión que él mismo se imponía al pretender ganar todos los puntos de todos los partidos lo que le producía serios accesos de ansiedad y por tanto, de frustración.

Luego está
el sacrificio físico, André Agassi jugó la práctica totalidad del final de su carrera infiltrado para poder soportar el dolor, sin saber a ciencia cierta las consecuencias que tendrá el resto de su vida. Vale, ok, Agassi es un privilegiado, ha ganado el suficiente dinero para vivir holgadamente el resto de su vida, ha conocido la gloria pero a cambio ha perdido la infancia, el anonimato, ha vivido un prolongado conflicto paterno filial, ha conocido el dopaje, ha puesto en riesgo su salud... No, la vida de un deportista de élite no es fácil y una vez leído este libro, tiene poco que envidiar. Aun así, Andre Agassi tuvo una carrera larga y exitosa, lo que también le ayudó a dar sentido a su vida y a la de los demás.






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