Portada 3

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lunes, 17 de agosto de 2015

Riff Raff, la vida sigue igual


Año 1990, Margaret Thatcher vive sus últimos meses al frente del gobierno de Inglaterra, al mismo tiempo, un grupo de obreros escucha atentamente al jefe de obra mientras les explica las condiciones del trabajo: poco sueldo, los impuestos corren a cuenta de la empresa, la Seguridad Social de la de los trabajadores, es decir, trabajarán por cuenta propia, como autónomos. Condiciones leoninas, seguridad en el trabajo casi inexistente, eso sí, el ambiente de trabajo es de plena camaradería. Stevie, Robert Carlyle, es uno más de la cuadrilla de obreros. Recién llegado de Glasgow a Londres, para vivir ocupa un piso con la ayuda de sus nuevos amigos, al poco tiempo, conoce y se enamora de Susan, Emer McCourt, otra squatter, frágil y con aficiones peligrosas.

            
                                                           
                                       Cartel de la película

A través de estos dos personajes principales es narrado este drama de tintes sociales: precariedad laboral, desigualdad social y por tanto inexistencia de oportunidades en las mismas condiciones para todos. La miseria existente en el primer mundo. Para escribir este post ha sido necesario revisar una
antigua cinta VHS de la época, la película fue grabada del Canal + analógico del que ahora se cumplen 25 años de su nacimiento, aquella llave blanca que había que insertar en el decodificador como comprobante de pago. Justo antes de empezar el film, la cadena insertó este cartón a modo de advertencia:

                                                       
                               Cartón de Canal+


Ahora esa decisión artística sorprende todavía más que entonces, año 1991 porque ahora parece que todo aquello que no sea alta definición y sonido envolvente no vale, sin mirar el valor artístico del contenido. Es cierto que al ver después de tantos años esta película, da la sensación de que
el tiempo ha pasado por ella, y no por esta decisión creativa del formato, sino por el montaje, por ciertos registros de los actores, por cómo nos es contada la historia; no es por lo manido del tema, que lo es, sino por cómo se desarrolla la acción y por un final más que previsible. Detalle más que bueno de la película es el contrapunto de humor que ofrece el personaje de Larry, interpretado por Ricky Tomlinson: dicen que estoy más bueno que Yaser Arafat -hasta aquí puedo leer-.

A pesar de lo anteriormente señalado, la película es buena. Lo que inunda de tristeza al espectador es que 25 años después de aquello sigamos prácticamente igual, o peor. Si hay alguien señalado para contar historias sociales,
ese es Ken Loach, como él mismo dijo en su presentación de la película en España, es una historia de obreros que construyen casas pero no tienen dónde vivir. El guión fue escrito por Bill Jesse, una antiguo obrero amigo de Loach, quien basó el script en sus propias experiencias personales. Desgraciadamente, no vivió lo suficiente para poder llevar a ver el estreno de Riff Raff. Esta cinta se estrenó en 1991 en Inglaterra, ese mismo año ganó el premio a la Mejor Película Europea y el Premio de la Crítica en el festival de Cannes.







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