Portada 3

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miércoles, 5 de noviembre de 2014

Bruce Springsteen, mucho amor y un poco de odio


Así como los seguidores acérrimos de Bob Dylan son conocidos como dylanitas, aquellos que defienden al de Duluth a capa y espada haga lo que haga, ¿existen los springsteenitas? ¿acaso yo soy uno de ellos? Espero no dar esa sensación.

Yo era demasiado pequeño para haberle conocido con
The River, el LP Nebraska pasó desapercibido en mi entorno, así que mi pleno conocimiento de Springsteen coincide con el Born In The USA, ahí donde supo conectar el gusto mainstream con su línea inicial: letras comprometidas, música que afecta a los sentimientos y remueve espíritus. Tengo vívido el recuerdo de aquella mañana del día de Reyes en la que descubrí, junto a mis zapatos, ese paquete cuadrado perfectamente envuelto, demasiado grueso para ser un único disco. Sí, el Quíntuple Bruce Springsteen & The E Street Band Live1975-85. Con este álbum siempre me viene a la cabeza la eterna pregunta: si tuviera que rescatar 5 vinilos de un incendio, ¿contaría como cinco o como uno? Así pues, ser seguidor suyo era felicidad.

                                                     
                               Portada: Eric Meola

A partir de ahí, he de reconocer que musicalmente algo hizo clic en Springsteen. No sé bien qué, igual turbulencias personales, necesidad de buscar nuevos rumbos una vez es considerado como una estrella del rock a nivel mundial. El
Tunnel of Love me parece un álbum realmente prescindible, salvado por Brilliant Disguise y Tougher than the rest -video clip lamentable en su parte de él y ella en el escenario pero por contrario bastante chulo en la parte de los fans besándose delante de la cámara-. A lo largo de los años 90, reconozco también que la trayectoria de Springsteen no me atrajo en exceso. La ruptura con la E Street Band no fue entendida por muchos fans, yo incluído.


En esta época reconozco que me pasó con él lo mismo que con
Woody Allen: 'ya está aquí de nuevo con otro disco este tío'. La tentación es rápida, sentirse o creerse más listo que ellos. Escuchaba sus nuevos discos o veía sus películas con el arma cargada para empezar a criticar, pero según me adentro sus trabajos, me doy cuenta de que los que saben de música y de cine son ellos y no yo, lógicamente. Entonces llega la cura de humildad y uno cae en la cuenta que Springsteen y Allen no han llegado donde han llegado porque alguien les haya regalado nada. Siempre se descubre esa canción que igual en la primera escucha nos echa para atrás, pero una vez reposada en la cabeza nos damos cuenta de que está realmente bien, de que es una canción estupenda. Definitivamente fue con Magic cuando mi reconciliación con Bruce Springsteen & The E Street Band fue completa. Canciones como I'll Work for your Love, You'll be Coming Down o Girls in their Summer Clothes tienen la culpa. Vale, ok, estas canciones no son ni Darkness, Backstreets, ni Badlands, ni Point Blank, pero coño, son muy buenas. ¿Qué diríamos si llevara 15 álbumes muy parecidos al Born to Run? Ése disco ya lo hizo.

Capítulo aparte es verle en directo. Habré estado en unos diez conciertos suyos, alguno sin la banda, los más con ella y la verdad es que no hay color. Todos han sido buenos, mejores o sencillamente inolvidables. En sus conciertos tienen cabida sus eternos clásicos, normalmente a cascoporro en su set list, la diversión que también en eso consiste el rock, la improvisación, atendiendo a veces las peticiones variopintas del público y sobre todo, la actitud. Siendo quien es, a Springsteen no se le cae la sonrisa de la cara durante las 3 horas y pico que suele exponerse a su público, se deja tocar, hace cantar con él a un niño, corre de un lado a otro del escenario, saca a una chica a bailar con él... Consciente seguramente del esfuerzo económico y físico que hacen sus fans para ver el concierto, doy fe de que Bruce hace todo lo que está en su mano para que esa noche sea, como digo, inolvidable, única.

¿Por qué me gusta Springsteen? Porque
sus canciones hablan de mí, de cosas que me han pasado, porque cuenta buenas historias en ellas, porque hace muy buena música, porque tiene una de las mejores portadas que puede tener un disco, porque justo antes de empezar sus conciertos tengo el mismo nudo en el estómago que cuando el Real Madrid juega la Final de la Copa de Europa. Aprecio a Bruce Springsteen al mismo nivel que a Carlos Alonso “Santillana”, Raúl González Blanco, Joe Strummer, Tom Waits, Paul Auster o William Goldman. Ya sexagenario, quién lo diría, espero que siga dando la vuelta al mundo con sus canciones durante mucho tiempo más. Mientras vuelve por estos pagos, seguiré estremeciéndome cada vez que la aguja pase por el surco de vinilo que dice eso de ladies and gentleman: Bruce Springsteen & The E Street Band.





2 comentarios:

  1. Hombre, por algo es El Jefe. Saludos desde Perú

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    1. Desde luego, amigo anónimo, Bruce Springsteen siempre lo será. Gracias por leer esta entrada y dejar tu comentario. Un saludo.

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