Portada 3

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lunes, 30 de diciembre de 2013

La San Silvestre Vallecana


Mañana es la festividad de San Silvestre y se celebrarán por muchas ciudades del mundo carreras populares y profesionales para festejar la Nochevieja. En Madrid será su 50ª edición, 40.000 participantes inscritos correremos del Santiago Bernabéu al estadio de Vallecas, barrio que da nombre a la prueba. La mayoría llevaremos la camiseta oficial, otros irán disfrazados, algunos irán acompañados de sus hijos dando a la carrera un tono festivo y familiar.

                                                         

Llevo con ésta unas doce ediciones participando. Cuando era pequeño alucinaba con esa panda de locos que
desafiando al frío, se lanzan a correr el último día del año. Así, ya al final de mi veintena, un amigo que la corría me contaba que al pasar el puente de Vallecas aquello se parece mucho a las etapas de montaña del Tour de Francia, donde los aficionados estrechan la carretera animando a los corredores como si no hubiera un mañana. Si bien el símil era un poco exagerado, la verdad es que la buena gente de Vallecas vive la carrera como algo propio, las calles del barrio se llenan para ver a los populares, no a los primeros sino a los últimos, los que rondamos cerca de la hora en hacer los 10 kilómetros que completan la carrera. Y no paran de animar: los niños ponen la mano para que los corredores las choquen, los mayores gritan apoyando a los que vamos con la lengua fuera, todos tiran confeti, serpentinas, espuma... ambientazo, de verdad. Además, ir corriendo por las principales calles del Foro iluminadas por las fiestas navideñas es una ocasión única para disfrutar de la ciudad.

No obstante,
para participar hay que estar preparado. 10 kilómetros pueden parecer pocos, pero para el que no esté debidamente entrenado pueden convertirse en un calvario e incluso producirle lesiones; correr por asfalto nada tiene que ver con hacerlo por la tierra del parque. Aquellos que se lo pierdan este 31 de diciembre, tienen todo un año por delante para empezar a correr. Ya en primavera hay numerosas carreras de diferentes kilometradas para empezar a vivir el atletismo popular. Personalmente, a lo largo del año me tomo un par de días de cada semana para salir a correr, me enchufo el reproductor de música y salgo a evadirme un poco. No llevo el móvil, desconecto por completo, guardo ese tiempo para mí. Yo lo siento como algo individual, otros lo viven mejor en compañía. Elija su motivo y no se lo piense más, salga a correr y participe en la próxima San Silvestre.

                                                         

Este es el último post del año
. Le deseo, amable lector, que 2.014 sea mejor año que éste que termina. Sea feliz, quién sabe cuánto tiempo más nos queda. Vívalo como se vive tener un córner a favor en el minuto 90 teniendo la necesidad de marcar un gol para culminar una remontada. Alguien dijo una vez: de todos aquellos problemas que me preocupaban no me ocurrieron ni la mitad de ellos. Salvo perder la salud, el resto de los males tienen solución. Gracias por estar ahí. ¡Feliz Año Nuevo!

viernes, 27 de diciembre de 2013

El miedo, de Gabriel Chevallier

                                                                                      


En unos pocos días comenzaremos el año 2014 en el que se conmemorará el primer centenario del estallido de la I Guerra Mundial, aquella de las trincheras, los obuses, Verdún... El horror en su primera versión, la revisión tardaría en llegar 25 años.

Gabriel Chevallier
(1895-1969) fue un joven francés que tuvo que interrumpir sus estudios para acudir a la llamada a filas. A través de su alter ego Jean Dartemont, nos cuenta su experiencia en la mal llamada Gran Guerra. ¿Grande, por qué? Desde 1870 Francia no entraba en guerra, lo que suponía 44 años de paz, demasiados para aquellos que rigen el destino de los demás, los que apelan al patriotismo desde la retaguardia mientras que el ciudadano de a pie es destinado al frente.

                                                           

El libro cuenta cómo se vive la proclamación de la guerra, el estúpido romanticismo de los que creen hallar en la guerra el camino a la redención, la estancia en el hospital cuando Dartemont cae herido, los permisos... Así hasta el armisticio. El lector se siente dentro de la trinchera, oye el zumbido de los obuses, pasa hambre y frío, vive el miedo:
El horror de la guerra radica en esta inquietud que nos corroe. Su horror está en la duración, en la incesante repetición de los peligros. La guerra es una amenaza perpetua.”No sabemos ni la hora ni el lugar”. Pero sí sabemos que el lugar existe y que la hora llegará. Es insensato esperar que escaparemos siempre.


                                                                         


La obra entera de Chevallier está repleta de reflexiones como la anterior. Aun cuando la historia discurre lejos del frente, la lectura es ágil, violentamente cristalina sobre el leitmotiv, indignante por cómo se pudo llegar a ese punto, cómo se pudo repetir tan rápido y cómo, desgraciadamente, se sigue produciendo.

 
Le aseguro que ninguno de los hombres que he visto caer a mi alrededor murió pensando en la patria, con “la satisfacción del deber cumplido”. Y creo que muy pocos han ido a la guerra con la idea del sacrificio,  como hubieran tenido que hacerlo unos verdaderos patriotas.

Como podrán adivinar, Chevallier fue acusado de anti patriota cuando se publicó el libro, le costó que alguien se atreviera a publicarlo. Afortunadamente, contamos con testimonios como el suyo para los que tenemos la fortuna de no haberlo vivido, saber cómo es el infierno, no en el cielo sino en la tierra. El miedo está publicado por la editorial El Acantilado. Muy recomendable.





miércoles, 25 de diciembre de 2013

Cuento de Navidad

                                                                                    


Leonor vive sola acompañada por su perrita Mirna en un modesto piso ubicado en un modesto barrio. Enseñada por el propio carácter de su ama, el animal sabe a quién saludar y a quién no. La vida que llevan es rutinaria, paseos por el barrio, charlas con los perreros del parque cuando no con los vecinos de la zona o con cualquiera que su intuición le dice que comparte con ella impresiones acerca de la vida, en especial con la gente joven. A todos ellos cuenta que ya no le queda mucho tiempo, no por ningún achaque en especial, sino por pura lógica.

La mujer, ya octogenaria, tuvo una vida difícil desde que nació. Fue abandonada por su madre en una inclusa. Hasta los 18 años estuvo a cargo de las religiosas que regentaban el hospicio. Su llegada a la vida adulta definió la que iba a ser su profesión. Leonor amaba el baile e hizo de él su forma de vida. Se enroló en una compañía que viajaba por todo el mundo, iban allí donde les contrataban, ya fuera Líbano, Australia, Francia o México.

La compañía no era de ballet clásico siendo sinceros, pero el hecho de tenerse que buscar la vida desde casi su nacimiento, hizo que Leonor tuviera el sentido de autoprotección muy desarrollado. Así, a quien quisiera escucharla contaba que después de actuar, cuando alguien deseaba invitarla, ella misma se encargaba de pedir las bebidas:
para el señor, champán; para mí, limonada.

Las continuas idas y venidas a España le permitieron tener una visión mucho más amplia de la vida que las mujeres de su edad que no habían salido del país. Volver a casa era como regresar al lugar donde las cosas no evolucionaban, más bien al contrario. Esto explica el hecho de que no se hubiera casado o hubiera formado una familia. Ella no quería una vida de pata quebrada y en la cocina. Había conocido parte del mundo y quería conocer el resto. Tuvo un amor del que nunca nadie supo el nombre, lo único que contaba de él fue que ella le dejó muy claro que no iba a casarse. Se quisieron mucho, se amaron todo lo que pudieron. Pero ahí queda la historia para los demás. Siempre habla de él en pasado, dando a entender que ya falleció.

El día de Nochebuena, Leonor recibió una carta. No llevaba remitente. Al abrirla vio con sorpresa que el sobre incluía una foto de su amado con una pequeña nota que decía:
Te esperaré siempre, no tengas prisa.

De la sorpresa, Leonor pasó al estupor, su propia experiencia vital la había hecho refractaria a los milagros y a los hechos inexplicables. ¿Quién podría haberlo hecho? Los vecinos que vienen a verla ocasionalmente, el mismo chico de los recados del supermercado que cada quince días le acerca la exigua compra para ella y la perrita, el chico de la frutería o quizá el cartero.

Concluyó que alguien la apreciaba. Alguien quería que ese día se sintiera un poco acompañada o simplemente pretendía arrancarle una sonrisa. Como así había sido, decidió no romperse la cabeza. Quien hubiera sido la conoce, seguramente la había visto ese mismo día o la vería al día siguiente. Y cuando eso ocurriera, la vería contenta. Eso ya era suficiente para ella y seguramente para el remitente.


lunes, 23 de diciembre de 2013

Canciones con slide


                                                               
El slide es una
técnica de guitarra, alarga la duración de la nota consiguiendo un sonido evocador y bello como pocos. Las canciones que incluyen esta técnica son perfectas para acompañar en los viajes, disfrutar de la conducción o si se viaja de pasajero, ver el paisaje mientras suenan. Será por eso que me recuerdan a las road movies.

Comenzamos con Railroad Man de
The Eels. Una mini historia de búsqueda de caminos de retorno y de maneras de vivir. Pocos personajes como Mr. E para contarnos estas cosas. En estos días de regalos, recomiendo vivamente su libro Cosas que los nietos deberían saber.

                                                            



Conocí a
Quique González a través de esta canción que forma parte de la banda sonora de la película Arena en los bolsillos, film de temática adolescente que merecía mucha más repercusión de la que tuvo. Caminando en círculos es todo un himno.

Micah P Hinson es un cantante tejano muy apreciado en el circuito indie español. La voz grave y el sonido country-folk marcan su estilo. Aunque desgraciadamente sus conciertos suelen ser siempre acústicos, si tienen oportunidad de verlo en directo, háganlo, no se arrepentirán. La primera vez que le vi fue en la sala Moby Dick, no sé cuántas personas seríamos, pocas en todo caso, los que allí estuvimos podremos contarlo a las siguientes generaciones. Beneath the rose forma parte de su primer álbum Micah P Hinson and the Gospel of Progress de 2.004.


Cambios de vida, amores perdidos... Croocked Fingers nos habla en Sleep all summer de todas estas cosas. Hablaremos largo y tendido de este grupo más adelante, en otro post. Suelen tener la buena costumbre de venir a España a tocar. Estén atentos pues.


Terminamos este post con Richard Hawley y su hit
Baby you're my light. No sólo de country vive el slide. La elegancia de su voz y la evocación de esta técnica hacen que esta balada dure para siempre. Por los siglos de los siglos.

viernes, 20 de diciembre de 2013

España 12 - Malta 1, una goleada y una confesión


                                                              
Mañana, 21 de diciembre,
se cumplirán 30 años de la histórica goleada a Malta, el famoso 12 a 1, resultado mítico que alimentó los espíritus futboleros de varias generaciones, hambrientas como estaban de éxitos a nivel de selecciones, no lo saben bien los jóvenes de hoy en día. Nos ponemos en antecedentes, era la última jornada del grupo de clasificación para la Eurocopa que se iba a celebrar el año siguiente en Francia. España llegaba a este partido con la necesidad de ganar y además por once goles de diferencia para superar por goal average a Holanda que había jugado su último partido días antes, precisamente ante Malta. El asunto se presentaba como un imposible.
Ni siquiera el estadio del Betis, el Benito Villamarín, estaba lleno. Pleno invierno, la lluvia que cayó los días anteriores y el resultado a priori imposible hizo que la gente se quedara en casa. El partido comenzó con el esperado acoso a la portería de Bonello. Muy pronto tuvimos un penalty a favor que Señor estrelló en el poste, pero Santillana vino pronto al rescate, quién si no. Lo que no se esperaba nadie fue el gol de Degiorgio. Todo el mundo presume de saber quienes metieron los 12 goles españoles, pero nadie sabe quién marcó el maltés, así que apunten, quedarán muy bien en cualquier tertulia futbolera. ¿Creen que yo lo he consultado? ¡Ja! La primera parte terminó con el resultado de 3-1, muy corto para completar el milagro.

                                                         
Santillana, justo antes de reanudarse el partido, fue entrevistado por Alfonso Azuara a pie de campo. Dijo que realmente era muy difícil marcar 9 goles, pero por ellos no iba a quedar. Todos los que vivimos aquel día pasamos en estos 45 minutos de la esperanza al ¿y si lo hacemos?, de ésto último al no puede ser y del no puede ser a la locura. El esfuerzo de los jugadores fue titánico, las oleadas fueron continuas, sin descanso. Sólo Maceda se quedó en la línea central con Buyo, en uno de sus pocos partidos como internacional del guardameta, un poco más retrasado. Malta no salió de su propio campo. Los goles fueron cayendo en los minutos 47, 57, 62, 63, 64, 76, 78 y 80. Así pues quedaban 10 minutos para marcar el último que daba la clasificación. Como no se cansó de decir el gran José Ángel de la Casa a lo largo de todo el partido: los nervios señores, importantísimos. Una internada de Víctor que acabó con el barcelonista en el suelo provocó un despeje débil de la defensa maltesa dejando el balón botando mansamente en el borde del área, Juan Señor pegó un zurdazo al balón en carrera, marcando un gol que le elevó a los altares junto a Telmo Zarra, Marcelino y Rubén Cano, consiguiendo así la clasificación para el 8 naciones de Francia de 1.984.

Al día siguiente nos daban las vacaciones de Navidad en el colegio. Si ya de por sí es una jornada casi festiva, el 12-1 lo convirtió en fiesta completa. La centralita de RTVE se colapsó con llamadas que solicitaban que repitieran la emisión, cosa que hicieron. Hubo no pocos
comentarios dejando caer que el partido estaba amañado. Para todos los que lo vimos, nada parecía indicarlo. En realidad los jugadores de Malta eran amateurs, se conformaban con goleadas poco escandalosas. Los españoles contaron después que vieron el partido de Holanda contra los malteses y se concienciaron de que la goleada podía ser porque Malta no jugaba nada al fútbol. Hoy en día sería muy difícil que se diera el resultado, más bien al revés. No es rara la eliminatoria de Copa del Rey donde un 2ªB elimina a un equipo de 1ª, muestra de que la competitividad llega a todas las categorías. Así pues, este fue el resultado más recordado de la selección nacional de fútbol en mucho tiempo, hasta que la generación actual mandó al infierno todos los complejos y maldiciones que nos gastábamos. Si desean ver el partido completo, rtve.es lo tiene colgado en su página web.

La confesión. Hace 10 años, cuando se celebraba el vigésimo aniversario de la goleada, en el día de Navidad, volví a ver con mi padre el partido. Él estaba muy enfermo. Al día siguiente se apagó, cansado como estaría de la lucha contra el mal que padecía. Podemos decir que este partido, prácticamente, fue lo último que vio. Me consta que su última tarde la pasó contento.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Matthias Sindelar supo decir que no

¿Qué haría usted si su país fuera invadido por una potencia extranjera y además ésta empezara una persecución contra usted y los suyos? Esto fue lo que le pasó a Matthias Sindelar, héroe austriaco elegido popularmente como el mejor deportista del siglo XX de su país.


                                                          

Sindelar formó parte del llamado Wunderteam, aquella selección que deslumbró en el Mundial de 1.934 en Italia. Cuatro años antes fue una de las selecciones europeas que no viajaron hasta Uruguay por lo lejano y costoso del viaje, perdiendo así una oportunidad de lograr un resultado histórico.

Delantero del Austria de Viena, Sindelar era conocido como el
Mozart del fútbol o como el hombre de papel por su extraordinaria fragilidad. Su juego era fuera de lo común dominando tanto el gol como el control del balón. Ganó tres Copas de Austria con su equipo.

En 1.938
Alemania anexiona Austria, el Anschluss. Esto suponía el fin como nación de Austria a todos los niveles, siendo el deportivo uno más. Alemania había hecho un papel muy discreto en el torneo de fútbol disputado en los Juegos Olímpicos de Berlín en el 36. El mundial que se iba a celebrar en Francia en 1.938, último antes de que se abrieran por segunda vez las puertas del infierno, suponía para Alemania la oportunidad de sacarse la espina del fracaso olímpico. Y ahora podrían contar con los mejores jugadores austriacos.

                                                           
                                                      



Así pues, poco tiempo después del
Anschluss se celebró en el estadio Prater de Viena un partido entre las dos selecciones que pronto iban a ser una sola, a modo de despedida del anexionado y de bienvenida del invasor. Corría el rumor de que los locales recibieron consignas para dejarse ganar para así obtener Alemania una victoria propagandística. El propio Sindelar falló aposta goles cantados durante la primera parte. Después del descanso Karl Sesta y Sindelar marcaron dos goles. En la celebración de uno de ellos, se dirigieron al palco, repleto de altos cargos nazis y Sindelar inició una danza burlesca dirigida a todos ellos. Como era de esperar, nunca se lo perdonaron.

Una vez
unificada la selección, le ofrecieron a Sindelar la posibilidad de unirse a ellos, pero se negó en redondo. El Mozart del fútbol, con raíces judías así como su novia italiana, odiaba a los nazis y no podía soportar la suerte que corrió su país. Aparecieron los dos muertos el 23 de enero de 1.939. Los motivos nunca se aclararon del todo, lo que sí está documentado fue el seguimiento al que le tenía sometido la Gestapo. La versión oficial decía que se habían suicidado con el gas, aunque nadie se encontró una llave abierta o desperfecto alguno en las conducciones. Sus amigos solicitaron un funeral de estado, pero los alemanes lo negaban al considerarlo un suicidio. Ante la presión de los mismos y por la conmoción popular, los nazis cedieron cambiando el dictamen de suicidio por el de intoxicación por monóxido de carbono. Miles de personas despidieron a Matthias Sindelar por las calles de Viena. Su tumba se ha convertido en lugar de peregrinaje para aquellos que recuerdan a los héroes.

                                                         



Como ya sabrán, uno de los objetivos de este blog es aficionar al fútbol a la gente que no le gusta, espero que con historias como esta lo logre. Con Matthias Sindelar podemos decir que hubo gente del fútbol que dio un paso al frente cuando la situación se estaba poniendo muy peligrosa.